Madre Insuficiente

12/13/20244 min read

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En un mundo donde pedir ayuda es un síntoma de debilidad, imagina lo que sería decir “no soy suficiente”.

Ya no puedo más” fueron mis pensamientos entre lágrimas mientras preparaba otro biberón a uno de mis tres hijos, mientras el otro se acercaba a pedirme un biberón para él también (claro, debía imitar a su hermanita). Siempre me he considerado una mujer fuerte, capaz de lograr todo lo que se proponga y sin duda muy autosuficiente.

En mayo del 2021 mi segundo hijo nació de manera prematura a sus 28 semanas de gestación. Durante mis visitas al hospital mi corazón se conmovió por los pequeños bebés que no tenían quien los visitara y comencé a conocer sobre la gran necesidad llamada “foster care” o en español, “familias de acogida”. Sin pensarlo y de manera apresurada convencí a mi esposo y a mi de que era la voluntad de Dios que acogieramos a un pequeño bebe. En menos de 1 año tenía 3 niños de menos de 3 años en mi casa y uno de ellos con necesidades especiales. Era de esperarse que en unos meses estuviera emocionalmente cargada.

Me creía suficiente en mi propia sabiduría, en mis propias fuerzas y lo peor era que no lo quería ver. Tal vez tu te puedes sentir identificada conmigo. Entre los cambios de pañales constantes, la falta de sueño y las necesidades de cada uno de mis hijos no puede hacer otra cosa que rendirme. Y lo más impresionante fue que Dios quería que me rindiera. Dios anhelaba que rindiera mi autosuficiencia en Su Suficiencia.

La tarea de la maternidad no es sencilla, es una tarea que demanda lo mejor de nosotras. Además, a esta tarea se le ha sumado una carga muy pesada que no fuimos llamadas a cargar. Se nos ha enseñado que la mejor mamá es aquella que puede sola con todo, que es suficientemente fuerte, capaz y que encuentra todo lo que sus hijos necesitan en sí mismas. ¡Hemos sido engañadas! Engañadas por nuestro propio corazón orgulloso que no quiere admitir su necesidad de ayuda. Pero, qué ocurre cuando reconozco y gritó a los cuatro vientos “Ya no puedo más”?. En medio de esa humilde rendición viene El Dios Suficiente y hace su entrada triunfal, no sólo a consolarnos sino también a perfeccionarse en nuestra debilidad.

Tu y yo no tenemos todo lo que nuestros hijos necesitan. ¡Leíste bien! Nuestros hijos tienen una necesidad que va más allá de nuestra capacidad. Ellos, al igual que nosotras han nacido con un problema que el ser humano nunca ha podido resolver por sí solo, y es el pecado (Eclesiastés 7:20). Aunque los llevemos a la iglesia todos los domingos, ellos necesitan conocer, amar y ser salvados por el que nos quiere salvar a nosotras, el único Suficiente, Jesús.

¿Qué pasa cuando reconozco que no soy suficiente? Su Suficiencia se hace visible en medio de tus insuficiencias (2 Corintios 12:9). Cuando pierdes la paciencia, Su Espíritu te dará lo que te falta (Gálatas 5:22). Cuando la culpa quiere acusarte de ser una "mala madre", su gracia vendrá y te recordará que no se trata de ti sino de Aquel que te llamo para esta tarea (Romanos 8:33). Cuando sientas que la tarea es inútil, Su Espíritu te recordará que si no te das por vencida, verás fructificar cada semilla que has sembrado (Gálatas 6:9). Cuando llega la preocupación a invadir tu paz, Su Espíritu te recordará que Él es Suficiente para cuidar de ti y tu familia (Mateo 6:34).

No fuiste creada para ser mamá lejos de la mano de Jesus. Tus hijos fueron creados por Él y por Él.

Te comparto 3 pasos importantes que debes dar para vivir como Una Madre Insuficiente en las manos del único Dios Suficiente:

  1. Rendir tu vida a Jesús

Cuando rindes tu vida en las manos de Jesus reconociendo tu necesidad de Él, dándole la oportunidad de que Él tome el señorío y las riendas de tu vida comenzarás a disfrutar de tus limitaciones y tú insuficiencia y comenzaras a depender de Él en todo.

Si aún no has aceptado a Jesus como tu Señor y Salvador, te invito a leer estos versos:

Lucas 5:32 / 1 Juan 1:9 / Juan 3:16-18 y luego en tus propias palabras arrepentirte e invitarlo a guiar tu vida.

2. Morir a tu autosuficiencia

Luego de rendir nuestra vida a Jesus comienza un proceso de transformación, algo parecido a la metamorfosis que le ocurre a la mariposa. Al igual que la oruga, tendremos que morir a nuestra antigua manera de pensar, a nuestras antiguas costumbres y tradiciones familiares para que la vida de Cristo crezca en nosotras y en nuestra maternidad.

3. Hacer la palabra de Dios nuestro manual de crianza

En esta nueva vida en Cristo hay un manual de instrucciones para la vida que nos fue dejado para que aprendamos cómo vivir a plenitud. Esta palabra de Dios es viva sirve para enseñar, para instruir y corregir y nos servirá de guía no solo en nuestra propia vida sino en cada área de ella, incluyendo la maternidad. Te recomiendo leer-orar, pues solo el Espiritu Santo podra darnos la sabiduria para vivir lo que leemos.

Recuerda, NO PUEDES SOLA y no tienes que poder sola porque Jesus está dispuesto a darte todo lo que necesitas para la tarea que te entrego y caminar contigo en esta jornada. No olvides compartir este artículo con una madre amiga.